Hoy no quiero extenderme demasiado, es tarde para andar contando todas las ideas que encuentro escondidas en los rincones de mi cabeza mientras medito acerca de la velocidad a la que está avanzando la temporada este año. Pero si que necesitaba compartir con la gente que visita este humilde blog y que no cree una perdida de tiempo leer los pensamientos convertidos en palabras de este humilde soñador, que nunca he perdido la esperanza en que este equipo saldrá adelante, no he dudado nunca de la capacidad de trabajo y de mejora de nuestros jóvenes jugadores.
¿Y sabéis por qué?, porque cada vez que veo sus caras después de un partido, tanto de jugadores como de nuestro ya consagrado entrenador Chema, si hemos ganado sus ojos reflejan la ilusión con la que se vive la primera victoria en el patio del colegio, la rabia de tras un gran esfuerzo haber regalado un triunfo y una alegría a su afición. Y si han perdido sus rostros y expresiones reflejan la rabia de un jugador que acaba de perder una gran final. Os puedo asegurar que ellos nunca han dudado de su afición, desde el anciano que ve el partido sentado mientras disfruta del más alto nivel del voleibol y recuerda viejos momentos, hasta el pequeñín que está comenzando a dar sus primeros pasos en esto del voley, pasando por los gritos de la humilde esquina del "fondo del Corbalán".
Así que esta noche quiero mostraros esa pequeña frase que estaba escondida en los recovecos de mi mente y que he rescatado de los caprichos de la historia para compartirla con vosotros. Sólo una frase, "Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar."
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